
Prof. Yeraldin Monasterio
C.I 17629773.
Una Buena
Acción Enriquece Tu Vida.
Al comenzar la primavera decidí salir a dar una
caminata por el bosque, era un domingo por la mañana y el sol brillaba, los
pájaros cantaban, se podía respirar el aire fresco, y el olor a flores
perfumaba todos los alrededores. Al alejarme de mi vecindario pude observar en
una pequeña fábrica cercana a un grupo de trabajadores que comentaban sobre la
plusvalía por la que atravesaban, y la necesidad que sentían de emanciparse,
pronto llegue al bosque y al sentarme debajo de un árbol frondoso que allí se
encontraba pude meditar sobre lo que había contemplado en mi andar, de pronto,
un estruendo espantoso llamo mi atención, aquella acústica perturbó por un
momento esa paz que había logrado interiorizar, eran unos jóvenes que golpeaban
brutalmente a un perro que merodeaba por el lugar, sentí la necesidad de
acercarme y les pregunte… ¿porque
maltratan a ese pobre animal?... Un joven bilioso con voz tajante respondió:
Es un perro callejero no merece un buen
trato, se dio media vuelta y continuó golpeando aquel inocente animal,
intente filosofar con ellos sobre el hecho, acaso por no tener la suerte de
crecer en el seno familiar lo hace merecedor del maltrato, que culpa tiene ese
pobre animal de no tener una familia que lo acoja, le brinde cariño y
protección. Ante mi insistencia los jóvenes se alejaron, excepto uno que se quedó
parado contemplando al animal que yacía en la tierra de aquel camino ya casi
sin respirar, de pronto note como se deslizaba una lagrima por la mejilla de
aquel joven, y le pregunte, ¿Porque
lloras? El respondió con una voz casi a punto de quebrarse, yo tampoco tuve la suerte de nacer en el
seno de un hogar que me brindara amor y protección, pero en mi andar encontré
una familia que me coadyuvo a que saliera adelante, rápidamente seco su
lagrima, respirando profundamente note su resiliencia, el joven levanto al
perro y lo llevo con él. Tal vez suene como un pleonasmo, pero siempre debemos
coadyuvar las buenas acciones….
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